Nueva Delhi – Día 1

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Segundo día. Una vez pasadas las 24 horas de impacto en esta ciudad, el segundo día, ya te lo tomas con más confianza. Sales a la calle de otra manera, sabes lo que te vas a encontrar aunque siempre hay sorpresas, pero ya te has hecho un poco a la vida de aquí.


El segundo día lo dedicamos a visitar Qutad Minar, un lugar donde se encuentran las primeras ruinas de Nueva Delhi, ruinas y Torres rodeados de unos jardines con flores y como no, miles de indios en familia o amigos observando curiosos tanto las ruinas como a nosotros, alguna foto nos han hecho, con permiso y sin el, ahora me puedo hacer una idea de como se deben sentir los famosos en España cuando van con sus familias por la calle y la sensación he de decir que muy buena no es.

Beauty has so many forms, and I think the most beautiful thing is confidence and loving yourself.

Una de las preguntas que yo me hago es, que harán con esas fotos, para que quieren una foto mía sola mirando a unas piedras en ruinas si no me conocen de nada?…en fin, seguimos…

Otro paseo en Rickshaw nos lleva hasta el Lotus temple, un sitio con unos jardines muy muy bonitos, y el edificio una flor de Loto, lo malo, tipical Indi, mucho calor húmedo, que si acompañas que no existen prácticamente los bares, cafeterías o similar dentro de estos espacios hace que por un momento quieras abandonar ese lugar tranquilo, con paz, orden, silencioso, y verde, por ir a la caótica calle o carretera o avenida, (nunca jamás sabré diferencias en este país), para conseguir en el primer puesto sea como sea una botella de agua.

Una vez calmada la sed, hay que calmar el estómago, otro reto a conseguir, comida en cualquier lugar en medio de la ciudad con las condiciones higiénicas (que mejor no pensarlas) aplicamos las reglas del día 1 y listo. Todo superado!

Otro gran viaje en Rickshaw nos lleva por equivocación o mala comunicación a una especie de tienda en la que hay de todo y para todos, desde maletas a cortinas pasando por joyas, ropa y cosas de decoración y muchos indios pendientes de ti, tanto tanto que te siguen y te hablan sin que tú les entiendas nada.

Cada viaje en Rickshaw es una historia para contar, en uno te puedes chocar con otro, en otro viaje de repente te paran en la gasolinera a 40 grados y te tienes que esperar, otro se adentra en una gran charca de agua y barro para adelantar camino .. y así todos los días seguro que puedo contar alguna.

Todo esto parece que se hace rápido, pero Delhi es inmensa, no tiene fin. De un sitio a otro media hora no te la quita nadie. A esto añádele los súper atascos caóticos ya que NADIE, sigue las reglas básicas de señalización, sólo respetan y a veces se les olvida en que dirección va cada carril, aunque debo añadir que si de repente se dan cuenta que se han equivocado no esperan a la siguiente salida y dan la vuelta en una rotonda o algo similar, se cruzan en medio de todo el caos y cambian de sentido sin problema.

Cuando cae la noche volvemos a nuestro barrio, barrio como dije de los mejores, y sitio de salir a «tomar algo» lo pongo así porque no es el mismo concepto que en España, nosotros cenamos en un restaurante bastante bueno, y del que puedo decir aunque suene sorprendente que me comí la mejor hamburguesa con diferencia que he probado nunca, si, en la capital de la India, ahí mismo.

Con una sonrisa, se llega al fin del mundo, las aventuras llenas de sonrisas, son los momentos que siempre recordaras.

La sensación con la que me voy hoy a dormir se puede resumir en que es una experiencia que si no vienes, jamás podrás explicarla e imaginartela del todo. Es otro mundo, otras reglas, otro todo. Es India, no preguntes ¿por qué? Simplemente disfrútalo.

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