Sigo alucinada con los Rickshaw.
Jaipur es la capital de Rajastan. Lo primero que noto, a parte de lo que note ayer, es que hay muchos más musulmanes conviviendo con los hindúes, chicas tapadas con pañuelos, sólo se les ven las caras y no puedo evitar sentir un poco de miedo aunque no es el sentimiento real.
Nos adentramos en la parte vieja de Jaipur, aquí todas las casas están pintadas de rojo, hay una puerta que pertenece al palacio de los vientos, con 360 ventanas donde se ponían las mujeres del reino para ver lo que ocurría en la calle, ya que no las dejaban salir.
No puedo evitar comparar esta parte vieja con Old Delhi, será que me dejo huella, y la verdad no tiene nada que ver. Aquí se nota que es la parte antigua, pero las tiendas, los puestos, y todo en general esta más ordenado, más a mi juicio como debería ser.
Llegamos a Amber, esta ciudad era la antigua capital, donde antiguamente vivía el rey. Aquí esta situado un fuerte, bastante bonito, que actuaba de defensa del palacio del rey. Para acceder al fuerte tienes dos opciones, subir en jeep o en elefante, yo he tomado la opción elefante…la experiencia.. Me ha gustado, es un vaivén continuo, pero me encantan los elefantes así que me lo he pasado genial.
Una vez arriba, el palacio es muy bonito, conserva las pinturas originales, sobre todo hay un lugar, el dormitorio de invierno del rey, es súper bonito, decorado con pinturas y espejos, techos y paredes. La verdad que me ha sorprendido porque después del Taj majal creía que poca cosa más podría ser tan bonito. Dentro de este fuerte también se encuentra un templo hindú, de la diosa kali, donde hemos tocado la campana para atraer la buena suerte, nos han puesto el tercer ojo ( el punto rojo en la frente) y otra pulserita, hemos coincidido en medio de un rezo, que no he entendido muy bien, tocan la campaña sin parar, unos platillos con un mazo y un bombo, le pasan unas velas encendidas a la diosa pero nadie habla y el sonido es bastante estridente la verdad, me lo he tomado como una experiencia más que guardar en la mochila pero realmente lo que me hace gracia es coleccionar pulseritas del templo, llámame simple, cada uno que lo disfrute como quiera.
Por último y para acabar de ver como vivían el maharajá, que mal no vivía, existe un lago artificial donde en medio hay un palacio, el de verano para que estuvieran más fresquitos, y tontos no eran porque otro día más, el calor es más que insoportable, por definirlo de alguna manera es como estar vestido dentro de una sauna a tope de temperatura y mientras te pica el sol.
¡Me he mimetizado!
De vuelta ha Jaipur, hemos visitado el crematorio de los reyes y los príncipes y princesas pequeños, bastante bonito, se podría decir que vivían muy bien en vida, pero en la muerte no se quedaban mal, cada uno con su mausoleo y sus historias esculpidas en mármol.
Ahora la familia real, que actualmente viven la mujer, hija, su marido y tres hijos, ya que el rey murió hace 2 años y el que lo sucede es su nieto que tiene 15. Viven en una «pequeña»casa de 5 pisos, con 20 sirvientes, que yo pienso que si no se quieren ver en tres días pueden conseguirlo sin problema.
Cuando se trasladó el reino a Jaipur, esta se convierto en capital, y ahora se puede visitar el palacio donde vivían antiguamente, se parece mucho al que tenían en Amber, lo curioso de estos reyes antiguos era que reinaban bastante poco, y tenían una mujer y sus concubinas, pero la reina tenía unas 15 ayudantes de la reina, que a su vez eran amantes del rey, ya que este cuando la reina le daba un varón, podríamos decir que la jubilaba y se quedaba con sus ayudantes guapas, estas eran propiedad del rey así que castraba a todos los empleados varones para quedarse tranquilo. De todos ellos nos ha sorprendido uno al ver sus vestimentas en directo, sólo el abrigo era como una colcha de una cama de 135. El pantalón más ancho que yo abriendo los brazos, el señor nada más y nada menos pesaba 260 kilos.
Este palacio como todo Jaipur es rojizo, después de una vuelta en Rickshaw a pedales, me doy cuenta que ayer describí esta ciudad como una imagen comercial y «moderna» y realmente no es así, a mi me lo pareció pero porque venía de Delhi, pero si te pones con mente occidental, Jaipur te parece pobre, y sus tiendas unos puestos de mercadillos conviviendo con tiendas normales, vamos el contraste que hay aquí.
Por último y para despedirnos de esta ciudad, visitamos otro templo hindú, que no me ha quedado muy claro que dios estaba ahí, sólo que la religión hindú respeta todas las demás, y ese templo en particular tenía tres cúpulas, la hindú, la católica y la musulmana.
Sigo alucinada con los Rickshaw y me he dado cuenta que en Jaipur y Amber son más nuevos y los llevan muy bien cuidados, los decoran con colores, y formas de corazones y cosas así, parecen otros, dan ganas de subirte.
A las 23 horas llegamos a Delhi, por mi parte un poco triste de dejar esa parte de la India, donde todo es más «tranquilo» y bonito para volver al caos de esta GRAN ciudad, y pongo gran en mayúsculas porque no tiene fin. Vuelta a esa estación donde se me pusieron los pelos de punta el otro día, y todo era igual, distinta hora pero ya hora de dormir, miles de personas cogiendo su hueco o simplemente extendiendo sus cartones, pañuelos o su propio cuerpo para conciliar el sueño.
¿Qué te ha parecido?