Arco e Ibón de Piedrafita

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Si empiezas la ruta visitando el Arco antes que el ibon, puede que se te haga un poco durilla al principio según por donde subas, pero merece la pena.

La verdad que sorprende como la tierra puede tener formas tan curiosas y crear sitios tan curiosos como el arco de piedrafita o las murallas de finestres.

Este verano quizás sea el que más este disfrutando de mi tierra. Tengo la suerte de vivir en la provincia de Huesca y la verdad, que si te gusta disfrutar de la montaña tienes planes y rutas infinitas para disfrutar de tu tiempo libre.

Sobre la actividad

Distancia

14 km

Origen

Parking de la Cuniacha

Dificultad

Moderado/Fácil

Desnivel

Tiempo

4 h

Cota máxima

Municipio

Piedrafita

Cota mínima

Comarca

Alto Gallego

Zona geográfica

Pirineos Huesca

Cómo llegar

Ponemos rumbo hacia Pidrafita de Jaca, un poco más adelante está el Parque faunístico de La Cuniacha y nosotros dejamos el coche allí.

Tienes dos opciones, acceder al Ibón por la pista, eso quiere decir que tienes que coger el camino que va hacia la derecha (hacia arriba) o acceder primero al arco por una senda un pelín más difícil.

Nosotros escogimos la segunda opción así que descendimos un pelín por la carretera hasta coger un camino, como a 2 km nos adentramos en un sendero que está marcado por hitos y lo seguimos, ponía un desnivel de 500 metros y puede que los hagas todos del tirón.

La verdad que no estaba muy bien marcada la senda y varias veces tuvimos que improvisar ese camino, mucha subida después y unas 2 horas de camino empalmamos con el sendero que viene del ibón y llegamos al arco.

El acceso a este no es para todos los públicos, o mejor dicho hay que tener cuidado. Mucha piedra suelta con bastante inclinación.

Yo arrastro una torcedura de tobillo desde el Turbón y subiendo hacia el arco solo pensaba que la bajada hacia el ibon iba a ser interesante, pero me sorprendió gratamente, la bajada se me hizo mucho más llevadera que la subida.

Un rato después de disfrutar de las vistas hacia el pantano de Búbal y todas las montañas que lo rodean, emprendimos camino hacia el ibón.

El sendero es bastante agradecido, te acompañan unas montañas súper bonitas, donde puedes observar varias capas rocosas en ellas y algún que otro nevero.

Llegamos al ibón y de lejos se ve enorme la verdad pero te vas acercando y yo me fui decepcionando por momentos, acostumbrada a ibones con el agua súper azul y el reflejo de la montaña, este está lleno de algas, juncos y parecía más una charca enorme que un ibón. Tampoco ayudaba las decenas de grupos “domingueros” con sombrilla, nevera y los “tenis” de hacer deporte…

Recorrimos todo el ibón y decidimos huir de tanta gente, aunque el camino de vuelta seguía saliendo gente de cada rincón del río. Puedes bajar por una senda que acorta el camino o también por la pista, por la que nosotros decidimos ir, ya que por la senda nadie respetaba la distancia de seguridad y nadie llevaba mascarilla… al menos por la senda había espacio de sobra.

Firmamos un fin de trayecto con cervecita fresca y unas bravas en Escarrilla, como siempre pensando en la próxima aventura…

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