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Esta ruta la hicimos por casualidad, ese día teníamos una comida pero también toda la mañana por delante.
Tenemos la suerte de vivir en un lugar donde tenemos miles de rutas fáciles, bonitas y muy accesibles.
Así que emprendimos la marcha hacia Alquezar. Aparcamos en el parking de arriba y echamos a andar.
Primero llegamos a las Balsas de Basacol, estaban con más agua que la última vez que las vi.
En el camino hacía ellas pudimos ver que la primavera ya tenia ganas de llegar, los almendros estaban florecidos y las vistas a los cañones hacen que el camino hacia las balsas sea todo un espectáculo.
Una pequeña parada y seguimos rumbo al abrigo, he de confesar que la primera vez que oí hablar de este pensaba que sería mucho más duro llegar a él. También es verdad que esa vez llegamos al Abrigo de Chimiachas y nos planteamos ver este a la vuelta, si llego a saber su fácil acceso digo que si sin pensarmelo 🙂
Llegamos y alucinamos… Un sábado de Febrero, pronto por la mañana, el sol calentándonos, vistas a todo el Somontano y lo mejor… Silencio absoluto…
Un pequeño aperitivo, 5 minutos más de paz y toca volver, pero sobre la marcha (y para variar cuando vamos solos) decidimos cambiar la ruta de vuelta, nos desviamos del camino hacia la Ermita de San Anton, esto nos permitió disfrutar de otra perspectiva de Alquezar.
Pasamos una mañana genial, nos dio tiempo a todo, a disfrutar de la paz (gracias a que madrugamos) y pudimos ir a comer con tiempo.
Una historia más para el fin de trayecto, esta vez cambiamos la cervecita y las patatas bravas por una comida entre amigos 😀
Distancia total
11.8 km
Dificultad
Fácil
Tiempo
2 h
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