Desembarcamos de las Islas CIES y una vez recuperado el coche, nos ponemos rumbo hacia el mar cantábrico.
En el camino, busco una alternativa a nuestro plan de viaje ya que ese día debíamos estar en la isla.
Buscando en el mapa e intentando no desviarnos mucho más de nuestro plan, decidimos ir hacía Ribadeo. Encontramos un hotel muy chulo donde sus habitaciones están ambientadas cada una en una película. Este hotel se llama Hotel Mi Norte y está muy cerquita de la playa de las catedrales y de Ribadeo (cosa que no sabíamos aún)
Empieza a ser tradición esto de ir improvisando en el viaje y oye! no nos sale tan mal 🙂
Llegamos que estaba anocheciendo así que después de una buena ducha y ropa limpia, nos fuimos a cenar a un restaurante que encontramos en un pueblecito llamado Rinlo cerca del hotel y que tenían un marisco espectacular, en la cofradía de pescadores. Otra de nuestras improvisaciones que nos salió de 10 😉 la pena es que era tan de noche que no pudimos disfrutar del pueblo.
Se acabó el día pero no la aventura, al día siguiente después de un desayuno casero con unas vistas al prado verde que acompañaban al desayuno tranquilo, recogimos la maleta y nos pusimos rumbo a la playa de las catedrales.
Te aconsejan que vayas a ciertas horas a visitarlas, ya que el mar esta más bajo y puedes pasear mejor. Pero… para variar nosotros no hicimos casi y fuimos un par de hotas antes de lo que aconsejan (sobre las 10h de la mañana)
¡Consejo! Ves en chanclas 😉
Pudimos pasear, maravillarnos de este enclave natural, para nada me lo esperaba así. Me podría haber quedado horas paseando y admirando toda su extensión, pero a la hora recomendada empezó a llegar muchiiiiiisima gente y el encantó se difuminó, así que seguimos nuestro rumbo hacía Ribadeo.
Cudillero: parada obligatoria antes de llegar al destino. ¡Pero que pueblito más bonito!
Aparcas lejos, pero cuando vas acercándote empiezas a abrir la boca… pueblito de pescadores, con casitas de colores preciosas, nosotros, como no, nos recorrimos todas sus calles de arriba a abajo, nos tomamos una cervecita en una terraza comentando todo lo que habíamos descubierto ese día, unas horas más tarde llegamos a Ribadesella, nuestro fin de trayecto por el momento.
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