Redondela es una ciudad de Pontevedra que merece mucho la pena descubrir, está junto a la ria y tiene unos paseos muy bonitos. Nosotros estuvimos allí porque nos invitaron a una boda en un sitio espectacular a 5 min en coche de esta ciudad.
Una vez pasada la boda y recuperados los cuerpos nos pusimos rumbo al puerto de Vigo para llegar a nuestro destino: Las Islas CIES.
Nuestro plan para estas islas era pasar 2 noches en una tienda de campaña ya montada en el camping, si buscas información en su página web te dicen que se acaban las plazas muy rápidamente así que nosotros nos pusimos una alarma y el día que se abrían las reservas hicimos los deberes, así fue que cuando llegamos teníamos la tienda número 1 😉
Puede ser que fuera una premonición pero llegar a Vigo y encontrar donde estaba el embarque y donde dejar el coche aparcado fue una total odisea, que menos mal que íbamos con muchísimo tiempo si no seguramente hubiéramos perdido el barco o pagamos una pasta en parking.
Después de subir y bajar varias veces las cuestas de Vigo conseguimos aparcar en un parking en la calle y andar hasta el puerto. La verdad que no esta muy bien indicado y puede resultar dudoso.
Un consejo: si no tienes nada más que hacer en Vigo que coger el barco para las islas CIES. Puedes irte a otros pueblos donde también hay linea directa de barco con estas islas, seguramente será muchísimos más fácil el aparcamiento y quizás más seguro.
Una vez en las islas, nos dirigimos hacia el camping para dejar nuestras cosas y empezar a investigarla, como aún era de día cuando llegamos y tampoco hay muchas cosas que hacer en las islas más que andar e ir a la playa, decidimos hacer una de las 4 rutas que hay hacia los faros de las islas.
Estas rutas son bastantes sencillas, pero tienes que ir con buen calzado. Las vistas son espectaculares.
Esa noche hubo una tormenta bastante fuerte así que al día siguiente pudimos «disfrutar» de una niebla increíble en la isla.
Así que como no podíamos ir a la playa, nos recorrimos las rutas de parte más lejana al camping, un gran descubrimiento, aunque era agosto y hacia frío, el paisaje era espectacular, los eucaliptos olían a distancia y cuando llegabas a la cima, las vistas merecían la pena.
Una vez completadas las dos rutas decidimos volver a la península, ya que no había mucho más que hacer allí.
Mi consejo, si te toca un día espectacular, disfruta de la playa pero no dejes de hacer las rutas para tener unas vistas alucinantes. En mi opinión, no vale la pena quedarse a dormir, si llegas pronto por la mañana, puedes hacer todo esto y volver a la península a dormir 😉
Nosotros tuvimos las suerte que nos dejaron cambiar el billete del barco para podernos ir un día antes (ya que tienes que comprar ida y vuelta porque se agotan) y aunque aún no lo sabíamos iba a ser una gran decisión y el fin de trayecto sería mucho más alucinante 🙂
¿Qué te ha parecido?