Tren de la Runhe, Mirador de Larrun, Ainhoa, Espelette y Sara.

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¡Por fin salió el sol! Hoy toca conocer el interior… Nuestros planes se basaban en conocer Espelette y Sara, por la tarde coger el tren cremallera que nos subiria al mirador de Larrun y acabar en Ainhoa y pueblecitos de al lado. 

Y como no… ¡variamos el plan! Nos dirigimos a Sara cuando pasamos por la estación del tren de la Rhune, decidimos parar y comprar nuestro billete, para asegurarnos de no quedarnos sin (se pueden coger por internet pero te arriesgas a que llueva).

Acabamos comprando el billete para media hora después, pensamos que ya que estábamos allí lo aprovechábamos. Todo un acierto, nos montamos en el tren y empezamos el viaje hasta el mirador.

El tren tarda unos 40 minutos en subir, el paisaje que te acompaña vale mucho la pena y una vez arriba ves todo, mar y montaña, todas las ciudades de alrededor. Pero es verdad que en 30-40 min lo tienes todo visto y puedes bajar de nuevo.

Hay gente que se lleva comida y otros comen en un bar que hay, pero nosotros decidimos bajar y buscar un sitio en algún pueblecito para comer.

¡Otro acierto! Gracias a esa decisión, nos dio tiempo a conocer pequeñas aldeas y pueblecitos típicos vasco-franceses. 

Una vez abajo, fuimos hacia Sara, pequeñito pero coqueto, se recorre enseguida y hay muchos restaurantes, nosotros decidimos seguir…

Próximo destino, Espelette, de camino hacia allí encontramos un restaurante con publicidad de cerveza española, no dudamos ni un segundo, allí comimos.

Zuzulua es su nombre y la verdad que bastante recomendable, carnes y pescados de calidad en una terracita junto al río y cerveza, cerveza 😀

Espelette, famoso por sus pimientos, teníamos bastante curiosidad por saber como era, pero a decir verdad, no son más que pimientos que cuelgan en los balcones, un pueblo curioso de visitar y recorrer por sus calles, esta muy muy enfocado al turismo.

Si eres de espíritu curioso puedes pasearte todo el pueblo y encontrarás vistas como estas.

Por último Ainhoa, otro pueblo pequeñito que ya nos pareció uno más de los que ya habíamos visitado. 

La vuelta al hotel la decidimos hacer por pequeña carreteras, donde pasábamos por las pueblos y campos, nos gusta ese tipo de viajes y ver como viven las personas del lugar. 

Llega el final de trayecto, maridado por una cena en el hotel. 

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