De vuelta a Nueva Delhi – Día 11

por Posted on 3 min read 230 Visitas

Nunca pensé que sentiría una famosa «depresión post vacacional» en medio de unas vacaciones, aún queda toda la semana por delante y muchos sitios que ver, pero estas mini vacaciones han sido geniales. Cuando vas a un sitio, dejándote llevar, siempre te sorprende, para bien o para mal. Yo sabía que iba a Kerala, y que iba a ir en un barco y vería la playa, pero jamás imaginé que sería así. Nunca pensé que en la India hubiera esas playas, donde hemos tenido la suerte de tener una playa semi virgen kilométrica rodeada de palmeras, flores, toda para nosotros. Yo me esperaba la playa normal, la típica de vacaciones con gente tomando el sol etc.

Pero hemos conocido un trocito de paraíso Indio.

No podía dejar escapar ni un minuto de tiempo en ese lugar, así que antes de dejarlo, un paseo por la playa, viendo como salía el sol, y el último baño en esa piscina spa porque estaba a 30 grados el agua. Fue una gran despedida.

Ya en el aeropuerto, esperando a embarcar rumbo a Delhi, mi cabecita pensante que nunca para, apretó el acelerador. La sociedad hindú, bajo mi punto de vista y por lo que me han contado, es machista, las mujeres son respetadas más que en otras sociedades, tienen más libertades y derechos, pero aún cuesta ver a una mujer trabajando en cualquier lugar donde vayas. Por cada 20 indios que te cruzas por el camino, puedes cruzarte con una mujer. Ayer en el aeropuerto mientras esperábamos que se abriera la puerta mire a mi alrededor, y el 95% de las personas que estábamos ahí eran hombres. Había familias con hijos e hijas pequeñas, y no han pequeñas. Cuando yo pienso en familia, me viene a la mente unos padres que se quieren y que por eso tienen hijos. Aquí no es así. Aquí los matrimonios no se quieren, o al menos al principio. Casi todos o la gran mayoría son matrimonios concertados. Y si observas cuando te cruzas a una de ellas, el padre es cariñoso con los hijos, igual que la madre, pero el matrimonio entre si, no se ve ningún gesto de cariño o simplemente de complicidad.

Esto me causa mucha curiosidad, porque me gustaría saber que sienten esas mujeres que tiene que dejar a su familia para irse a vivir con un desconocido y sus padres.

Hablando con el guía que nos enseño Agra y Jaipur (hindú) nos dijo que no existía el matrimonio por enamoramiento, así que había muchos menos divorcios. Por otro lado no tienen esa presión de los occidentales de quedarnos solteros de por vida, ellos saben que tarde o temprano se casarán y formarán una familia, con amor o sin el, pero no estarán solos. 

Aterrizamos en Nueva Delhi, con cierta tristeza, pero la sensación de volver a casa.

Es curioso sentir que vuelves a casa en una cuidad que conocí hace 10 días, la sensación al salir del aeropuerto no era para nada la misma que la del primer día. Ya sabía lo que me iba a encontrar, ya había cogido referencias, todos los seres humanos necesitamos de esto para sentirnos cómodos en cualquier situación. 

Fue llegar y notar el efecto sauna en mi cuerpo, volver a sentir como me evaporaba por momentos y como no, nueva aventura sobre ruedas. Cogimos una especie de taxi- furgoneta- cosa que se iba a desintegrar en cualquier momento. Teníamos que ir a nuestro barrio viejo, coger maletas y llevarlas a nuestro nuevo hotel. Creo que fue el viaje más largó de mi vida y más caluroso. La muralla China al lado de ese viaje se queda corta. Pensé que jamás llegaría al hotel dentro de ese cacharro con 6 maletas enormes. Después de recorrerme medio Delhi, o Delhi entero con toda su «belleza» y realismo sin filtro, por fin, vi el hotel y volví a respirar.

Nuevo día en Delhi, le voy a dar la 3 oportunidad.

¿Qué te ha parecido?

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

No Comments Yet.

Previous
Descubriendo el paraíso Indio – Dia 10
De vuelta a Nueva Delhi – Día 11